Chicas:
Cuando llegué a Ranquil, tenía tan sólo 8 años, mis padres llenos de sueños, fueron a construir una escuela, en medio de cerros y charcos, donde en invierno el frío se incrusta en tus huesos y la nieve te mantiene semanas encerrado en tu hogar. “Federico García Lorca” es el nombre de la escuela, nombre de aquel poeta que a pesar de estar al otro lado del gran charco, da luz en una pequeña zona del fin del mundo. Federico amaba a los niños… y al parecer mis padres igual, porque ir a hacer patria a esta zona tan sólo con un lápiz y un cuaderno, no es fácil. El primer día de clases fue una fiesta, los apoderados gozaban la oportunidad de tener una escuela para poder educar a sus hijos y mis padres aun más contentos de servir esta ayuda a la comunidad.
El 5 de mayo de 2011 se cumplieron 11 años de este hermoso sueño, mis padres siguen allá, haciendo patria, soñando poder mejorar la vida de estos niños, tratando de que tengan un mejor futuro, y no sufran lo que sus antepasados sufrieron. Ellos siguen ahí, entre cerros y árboles, entre cóndores y zorzales, entre alegría y sufrimiento, con más de un metro de nieve y alejados de todo mundo, sólo para contribuir con un pequeño grano de arena a esta sociedad. He querido recordarlos, y desearles un ¡feliz aniversario! no a la escuela, si no a su hermoso sueño y como dice Bertolt Brecht “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” y ustedes lo son…
por: Rocio Henriquez
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