lunes, 17 de octubre de 2011

Mi Hogar

Chicas: 
 Nadie  conoce  este rincón de mundo, ¿será  qué a veces lo bello, es realmente invisible a los ojos?, ¿o es qué pocos conocemos  el verdadero paraíso de nuestro país?  Pasé 9 años de mi vida en medio de montañas y  ríos, entre cantos de pájaros y un silencio, que me despertaba cada mañana. “RANQUIL”  los mapuches, dicen que significa tierra de greda, yo diría que es tierra de historia.  Los antiguos cuentan que en los años 30`  hubo una gran matanza, colonos de la zona  que encontraron oro en lo alto de las montañas se defendían de la explotación de los  forasteros que les querían arrebatar sus tierras.  Ahí se originó, la “matanza de Ranquil” donde familias completas fueron asesinadas por  Carabineros,  y  posteriormente tirados al río que llevaba este mismo nombre (Ranquil). Muchas personas han escrito de esta zona, ubicada en la  región de la Araucanía, a 45km de la comuna de Lonquimay. Algunos han apodado a esta historia “Río Sangriento”, otros  sólo “Matanza de Ranquil”, pero creo que el sufrimiento plasmado en los ojos de la gente,  no tiene nombre…
Cuando llegué a Ranquil, tenía tan sólo 8 años, mis padres llenos de sueños, fueron a construir una escuela, en medio de cerros y charcos, donde en invierno el frío se incrusta en tus huesos y la nieve te mantiene semanas encerrado en tu hogar.  “Federico García Lorca”  es el nombre de la escuela, nombre de aquel poeta  que a pesar de estar al otro lado del gran charco, da luz en una pequeña zona del fin del mundo. Federico amaba a los niños… y  al parecer mis  padres igual, porque ir a hacer patria a esta zona tan sólo con un lápiz y un cuaderno, no es fácil. El primer día de clases fue una fiesta, los apoderados gozaban la  oportunidad de tener una escuela para poder educar a sus hijos  y mis padres aun más contentos de servir esta ayuda a la comunidad.


El 5 de mayo de 2011  se cumplieron 11 años de este hermoso sueño, mis padres siguen allá, haciendo patria, soñando poder mejorar la vida de estos niños, tratando de que tengan  un mejor futuro, y no sufran lo que sus antepasados sufrieron. Ellos siguen  ahí, entre  cerros y árboles, entre cóndores y zorzales, entre alegría y sufrimiento,  con más de un metro de nieve  y alejados de todo mundo, sólo para contribuir con un pequeño grano de arena a esta sociedad. He querido recordarlos,  y desearles un  ¡feliz aniversario! no a la escuela, si no a su hermoso sueño y como dice Bertolt  Brecht “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” y ustedes lo son…

por: Rocio Henriquez

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